martes, 20 de abril de 2010

Franklin Brito y el Inca Valero

Dos nuevas víctimas se unen a las estadísticas de fallecidos de manera trágica en nuestro país, si no fuera por el nombre de una de ellas sólo le dolerían a sus allegados, habrían pasados desapercibidos y fueran un número más en la lista de fallecidos de cada semana. El campeón mundial de boxeo Edwin Valero y su esposa Jennifer fueron esas víctimas.

Las primeras versiones de los hechos indicaron que El Inca asesinó a su esposa y luego, estando detenido, se suicidó. Es triste decirlo y no es un secreto que en nuestro país hechos muy parecidos a este suceden con regularidad, no con el mismo esquema pero si con cierta similitud. Valero tenía un historial que hablaba de su peligrosidad, en diferentes oportunidades golpeó a su madre, su hermana y a su esposa, al menos así se refirió la prensa en su oportunidad, aunque ellas negaron tales versiones.

Lo cierto del caso que por ser Valero un “personaje” conocido mundialmente tanto por su calidad boxística como por sus excentricidades, le da una connotación diferente a este horrible crimen que causa indignación y a la vez pena. Hechos de esta naturaleza reflejan esa violencia incontrolable que enluta cada vez más hogares venezolanos.

La muerte de esta pareja de venezolanos debe recaer sobre la conciencia de aquellos quienes teniendo el poder de evitarla, solo sabrá Dios por que no lo hicieron. Uno analiza y compara los sucesos diarios del país y nota que existen inconsistencias en lo que se refiere al trato hacia los ciudadanos. El caso lo tomo como ejemplo para compararlo con el del señor Franklin Brito, de quien la mismísima fiscal general de la República se ocupó para afirmar que Brito “se encuentra incapacitado mentalmente y es incapaz de tomar sus propias decisiones, razón por la cual permanece recluido en el Hospital Militar”, para darle mayor rimbombancia a sus declaraciones la fiscal dijo que una persona inhabilitada tiene “conductas no ajustadas a la normalidad”. Al menos Brito no andaba por ahí golpeando a su mamá o a su esposa, sólo realizó una huelga de hambre en las afueras de la sede de la OEA para exigir la revocatoria de unas cartas agrarias que pesan sobre sus terrenos.

Valero estaba inculpado por amenaza en contra de la doctora Indira Briceño y la enfermera María Omaira Zerpa, flagrancia y resistencia a las autoridades y supuesta agresión en contra de su esposa Jennifer, además de sus reconocidos problemas de bebida y consumo de drogas. Aun así la Fiscalía 20 del Ministerio Público de Mérida le otorgó una medida cautelar sustitutiva que le permitió la libertad con ciertas restricciones. El prontuario del Inca no fue suficientemente reconocido como para considerarlo un tipo peligroso cuyos estados depresivos y forma de actuar podían llevarlo a cometer los hechos que tristemente cometió. Solo queda preguntar ¿quienes resultan más peligrosos?, ¿los Incas Valeros o los Franklin Britos?…depende para quien o para que son peligrosos.

Publicado el día 19 de abril de 2.010 en:




el 22 de abril de 2010 en



y el 21 de abril de 2010 en

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