Aunque a destiempo, (por la fecha), deseo recordar que hasta el año 2008 en nuestro país se conmemoraba la llegada de Cristóbal Colón a estas tierras. Cada 12 de octubre celebrábamos el Día de la Raza. El gobierno nacional decidió, previa exposición de motivos, cambiar el nombre de manera oficial a esa fecha o celebración por Día de la Resistencia Indígena.
Se alegó que no fuimos descubiertos, que fuimos conquistados y arrasados como pueblo. Pero ¿fuimos descubiertos? Si vamos al significado de la palabra “descubrir”, si lo fuimos. Para los europeos fue un verdadero descubrimiento. Colón pensaba llegar a las Indias por occidente y encontró otro continente desconocido para él, inicialmente creía haber llegado a su destino. Era América adonde había llegado y no lo sabía. Es como si Guaicaipuro o Terepaima, por nombrar a alguno de los más relevantes o conocidos de nuestros indígenas, hubieran querido ir a las Indias por el éste y se hubiesen topado con Europa o África. En lo que respecta a Colón fue un descubrimiento y para mí también.
Con las palabras del Presidente relacionadas con el otrora Día de la Raza aparecieron más y más personas opinando acerca del genocidio cometido en contra de nuestros aborígenes, la conquista y la lucha heroica de nuestros más antiguos antepasados. Tumbaron la estatua de Colón, pidieron que fuera enjuiciado, "Esto no es patrimonio histórico (...) es el símbolo de una conquista que fue una globalización a sangre y fuego", dijo uno de los resentidos que participó en una de las protestas. Hubo más; grupos de manifestantes enjuiciaron la centenaria efigie de bronce de Colón, la declararon culpable como ícono y procedieron a derribarla.
Las reacciones violentas de diferentes grupos ante estos hechos, obedecen a un mensaje que cuenta a la vez con un poderoso catalizador que ha tenido un éxito tremendo y ha sido usado de manera eficaz para crear barreras entre los venezolanos, ese catalizador no es otro sino el odio que en dosis grandes y pequeñas ha sido inyectado letalmente en el corazón de una buena parte de los habitantes de este país.
Se crearon leyes y decretos para la protección de los indígenas, ¿han servido los decretos? Parece que no. Pura retórica, alharaca, perorata y nada más. ¿Cómo ha cambiado el estatus socioeconómico de las comunidades indígenas? Parece que no ha variado mucho. Si hubiera mejorías no saldrían de “sus tierras” a pedir limosnas. Tampoco estarían esquivando carros en las calles y avenidas de las ciudades arriesgando sus vidas con niños en los brazos por comida. Esa si es la verdadera RESISTENCIA INDÍGENA, la resistencia que lejos de ser reconocida por el estado, es simplemente olvidada, apartada y negada por un gobierno para el cual su única y principal prioridad es mantenerse en el poder.
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